Quiniela nocturna
Soñé con fuego y, al parecer, eso es bueno. Supongo que es mejor soñarlo que despertarse y encontrárselo encima, en vivo y en directo. Ahora pienso en la pobre de Lispector. Entonces, para apartar un poco la tragedia, evoco esa escena de la película que vimos anoche. Jung le contaba un sueño a Freud, con lujo de detalles (caballos, jinetes, lastres y qué sé yo cuántas otras cosas). Recuerdo que cuando se hizo un silencio, imaginé que el siguiente parlamento de Jung era: ¿A qué le juego, maestro?
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