Crónicas de Stand-by, 2ª entrega
Reflejo condicionado
Era pequeñita, encantadora. Vestido con volados, moño en el pelo. Una Ricitos de oro de carne y hueso. Se paró en seco cuando llegó al sector de los stands y comenzó a dar grititos de felicidad con ese sonido de cascabel que sólo emiten los niños. Agitaba las manitos y sonreía. "¡Qué alentador! "-dije para mis adentros- "La nena está chocha de ver tantos libros; qué bien esa familia donde le leerán cuentos a menudo; qué ejemplo de padres amorosos que ponen en contacto a sus hijos con la lectura cuanto antes."
Mi dicha habrá durado fracción de segundos. Seguí la infantil mirada y vi el destino que la sostenía, embobada y alerta: eran los globos que adornaban las esquinas de cada una de las editoriales. Bonita... ella creyó que la habían llevado a un cumpleaños.
Ojalá cuando crezca experimente el mismo regocijo al entrar a una biblioteca.
Mi dicha habrá durado fracción de segundos. Seguí la infantil mirada y vi el destino que la sostenía, embobada y alerta: eran los globos que adornaban las esquinas de cada una de las editoriales. Bonita... ella creyó que la habían llevado a un cumpleaños.
Ojalá cuando crezca experimente el mismo regocijo al entrar a una biblioteca.
Labels: la vida misma
3 Comments:
Quizá una opción sea empezar a festejarle los cumpleaños en una biblioteca!Le parece, Fragaria ?
Siempre esperé globos en la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras. Pero, cuando los quisieron repartir gratis, la decana los prohibió. Yo también creí que se venía la fiesta.
A mi me parece que como van las cosas, esa alegría sólo se la provocará la visión del shopping!!!
Post a Comment
<< Home