Saturday, March 04, 2006

Ud., ¿de qué lado está? (taxonomía del masticador)

Existen dos tipos de comedores de caramelos duros.

Dentro de un primer grupo, están los que pasean en la boca el sólido elemento en infinitos vaivenes linguales, horadando el dulce hasta la extinción. Se trata de personas flemáticas que delectan la vida en total parsimonia y morosidad. La mente y el método gobiernan sus acciones y no tienen apuro por terminar lo empezado. (En circunstancias afines -masticación de un puchero, por ejemplo- manifiestan análoga conducta y pueden estarse las horas haciendo bailar un caracú a hocico cerrado). Los adeptos a este sistema deben poner especial cuidado en sus incursiones: la frágil lámina del final, esa estalactita de azúcar en apariencia inofensiva, suele tener aristas filosas y es pasible de letalidad ya que podría provocar muerte por desangramiento si el goloso en cuestión se tajeara la sin hueso en un descuido.

Por otra parte, hay quienes no toleran la espera y -desaforados, frenéticos- trituran el glucoso azulejo en un ruidoso concierto de partículas que estallan en la guillotina dentaria. Es el caso de esos seres impulsivos, que devoran la vida a mordiscones, sin medir las consecuencias ni el alboroto. La desventaja de esta práctica es la fugacidad del proceso: el individuo se encontrará en el lapso de un minuto (aproximadamente) con la amarga añoranza del dulzor perdido. En caso de tratarse de un caramelo relleno, el gusto puede durar un poco más, teniendo en cuenta el tiempo que llevará remover de las muelas el remanente adherido a las mismas.

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9 Comments:

Blogger asilem said...

Queridísma, Fragaria:
Advierto en su deliciosa descripción una carencia... ¿Qué sucede con "los del medio":los que en la vorágine de los comienzos muerden reiteradas veces el dulce y, en la desesperación de la finitud, se arrepienten de su actuación e intentan frenar a sus hambrientas glándulas salivales; o aquellos que "empiezan despacito" y luego de tolerar el insoportable letargo "golósico" por unos cuantos minutos, sucumben en el impulso de terminar sin más preludios lo que "hace tanto ya" iniciaron; o, peor aún, los que se empalagan y lo escupen mucho antes de su final?

March 04, 2006 9:10 PM  
Blogger Fragaria Vesca said...

Sensata asilem: es muy cierta su apreciación. Le diría que, los casos que ud. apunta, podrían inscribirse en un tercer tipo de comedores de caramelos duros: los histéricos/vacilantes/inconformistas. Quizá a esta especie pertenezcamos todos los golosos nacidos bajo el signo de libra.
Pero, en última instancia, resulta mejor arrepentirse de malograr la vida útil de un sabor que pasarse la vida como simple espectador,preguntándose inútilmente qué sabor habrá detrás del envoltorio.

March 05, 2006 1:41 PM  
Blogger Patricia Rodón said...

Fragaria. Mi debilidad es el chocolate Aguila. Tal como usted tan bien describe en su artículo, los mismos principios taxonómicos y psicolingüísticos podrían aplicarse a quienes no pueden ceder ante la tentación de un chocolate veladamente amargo, duro y gentil. ¿Chupar o masticar? Esa es la cuestión. Aprecio sin reparos su estupenda prosa.

March 06, 2006 10:49 PM  
Anonymous Anonymous said...

¡Buenísimoooo! Y no solo eso: Me siento muy identificada con esos
últimos - los de la escandalosa guillotina dentaria - que se pierden la
delectación... Voy a intentar gozar el próximo caramelo más despacito así
me gusta más la vida. ¡¡SUERTE!!

March 07, 2006 1:57 PM  
Anonymous Anonymous said...

Yo soy....era uno de esos que le hincaban el diente al asunto en cuanto ingresaba a mi boquita. Digo soy, porque en el fondo de mi corazón aún lo soy -ansioso, voraz-. Pero en la realidad de las realidades, he dejado de serlo desde que, por comer tanto caramelo duro, a mis muelas - a las que sobrevivieron- se le adosaron tapaduras, tratamientos de conductos, etc. Y ahora, ante el temor de que un dulce se lleve entre sus pegajosas partículas alguna pieza -dolorosamente reparada- de mi dentadura, me conformo con ejercer de modesto chupador. Suena feo, y es.

March 08, 2006 10:20 AM  
Anonymous Anonymous said...

bienvenida a estos espacios, amiga. te envío una planta.
por otra parte, los duros no son lo mío. soy del mu-mu a morir.

March 09, 2006 8:15 PM  
Anonymous Anonymous said...

Brillante descripción. Conozco miembros de ambos equipos pero personalmente soy del tipo #1 la mayoría de las veces, disfrutador de a poco, aunque en raras ocasiones aflora mi animalidad y devoro brutalmente.

Profundas felicitaciones por esta incursión en la literatura virtual-ecológica [1].


1: Ya que no utiliza el clásico soporte físico de "árboles muertos" para su distribución.

March 10, 2006 4:00 AM  
Anonymous Anonymous said...

la importancia de los caramelos radica en su situación de blandos o duros. la importancia de los blandos se resume en la infita red de combinaciones que pueden obtenerse al utilizar nuestro recinto bucal como quimera de sabores introduciendo colores y más colores hasta quizá, en un arrebato científico amateur, lograr la química nueva y absoluta de convertir nuestro cuerpo en un infante feliz y aglucosado. no sucede lo mismo con la gama de los duros, pues estos se tornan espaciosamente más demandantes, por lo que resulta imposible la alquimia bucal ya que corremos el riesgo de taponar nuestras vias respiratorias con el banal deseo de volver atrás.

March 10, 2006 11:49 AM  
Blogger Fragaria Vesca said...

Gracias a todos: primero, por tomarse la molestia de leer. En segundo lugar, por dejar testimonio escrito y retroalimentar este cajón de sastre (desastre neuronal con catarsis lingüística).

Patricia: Sus palabras son un "halago al ego" y valoro mucho que opine así de mi texto (que en realidad es pretexto para empezar a salir del closet/corset literario). Le diré que el chocolate de taza es también una de mis flaquezas (y guarda que resulta por lo general difícil encontrarme a mí los lados flacos). Hay en el dilema que propone un reflejo de esa naturaleza humana que ostentamos todos: Un primer momento (inerme, frágil) en donde el pequeño mamífero debe libar del seno materno la vía láctea del alimento. Y una posterior condición de ese ser (ahora pleno depredador) en ejercicio de su costado salvaje, mordiéndole los bordes a la presa. También hay quienes -respondiendo a los instintos más guarros y procaces- dirán que "tragar" es, en realidad, el verbo del dilema, pero tal observación escapa a los inocentes propósitos del presente blog ;)

Amneris: así me gusta, que extienda al máximo los límites de su percepción gustativa. ¡Que sea eterno mientras dure!

Sergio: no sea modesto. Ciertas prácticas se vuelven un arte en las manos (o la boca) de la persona adecuada. Yo sé que ud.-cuando quiere- es un alumno aplicado... La edad no es el límite, la frontera es la mente (ups, sonó a slogan publicitario de indumentaria deportiva...)

Miranda: gracias por el potus, lo tengo en un rincón y lo riego cada vez que hace falta. Me-me acuerdo del mu-mu. Qué rico y pegajoso! Rendidor el guacho: uno lo ingresaba al buche a las 17 (por caso) y todavía a medianoche tenía resabios de dulce de leche en las muelas...

Marteen: aprecio que sea versátil y flexible, eso le traerá grandes satisfacciones en muchos aspectos. Le comment-o que escribo en soporte virtual porque "así era cuando llegué" (como diría Homero); pero mi corazoncito siempre estará con los clásicos: nada como un buen árbol que se sacrificó por la literatura y muere y renace de pie, en nuestras manos.

Hombre (la belleza es relativa): qué encanto de quimera pensar la alquimia desde un fragmento de azúcar, goma arábiga, colorantes y esencias artificiales... Si además de volver a ser niños hubiese sido factible el oro, más de un adicto a los kioskos hoy sería gerente de Arkor.

March 11, 2006 12:39 AM  

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