FRAGARIA JONES : EN BUSCA DEL "TERESO" PERDIDO
Hoy se viene de esCATología... A pesar de adorar a mis felinas mascotas (Gina y Bruno, su hijo) cada vez que hay que limpiarles los sanitarios tengo la sensación de embarcarme en una tarea de lo más bizarra.
La cosa es así: en el patiecito del fondo se encuentran las dos cajas-toilette de mis mushinos. Son recipientes plásticos, rectangulares, bajitos y rellenos en tres cuartas partes con "piedritas" (un mineral no tóxico y sin asbesto que el animal remueve con sus patitas a fin de cubrir sus deposiciones). Y si de-posiciones se trata, uno debe ponerse en cuclillas y equilibrar certeramente el cuerpo para ejecutar la operación de manera exitosa.
La cosa es así: en el patiecito del fondo se encuentran las dos cajas-toilette de mis mushinos. Son recipientes plásticos, rectangulares, bajitos y rellenos en tres cuartas partes con "piedritas" (un mineral no tóxico y sin asbesto que el animal remueve con sus patitas a fin de cubrir sus deposiciones). Y si de-posiciones se trata, uno debe ponerse en cuclillas y equilibrar certeramente el cuerpo para ejecutar la operación de manera exitosa.
¿En qué consiste el proceso? Veamos: una palita plástica -tipo espátula ranurada de cocina, pero destinada especialmente para uso felino, obvio- se introduce en el citado pedregullo sanitario con el fin de "rescatar" de entre los mínimos y blancuzcos escombros el producto que con tanto amor y dedicación intestinal nuestras mascotas dejaron de souvenir in situ.
Frecuentemente, en mitad de tal operación espigatoria de hitos o mojones (o mojoncitos :P) me siento reencarnando la fiebre del oro. Por unos instantes, el patiecito está en el fondo de los Montes Apalaches y a pala, che, a pala pelada, tamizo las piedritas en busca del tesoro (oh, my precious...). El olor del amoníaco -porque el oro también lo encuentro en estado líquido- me arranca del siglo XIX y vuelvo a mi triste realidad de sudamericana a gachas, balanceando el cuerpo, empuñando en una mano el instrumental de pvc y en la otra una bolsa de supermercado donde reservar el botín de la faena.
Frecuentemente, en mitad de tal operación espigatoria de hitos o mojones (o mojoncitos :P) me siento reencarnando la fiebre del oro. Por unos instantes, el patiecito está en el fondo de los Montes Apalaches y a pala, che, a pala pelada, tamizo las piedritas en busca del tesoro (oh, my precious...). El olor del amoníaco -porque el oro también lo encuentro en estado líquido- me arranca del siglo XIX y vuelvo a mi triste realidad de sudamericana a gachas, balanceando el cuerpo, empuñando en una mano el instrumental de pvc y en la otra una bolsa de supermercado donde reservar el botín de la faena.
Como último paso, hay que reemplazar las piedritas faltantes, espolvoreando por encima nuevas partículas del material higiénico. Que viene siendo como tender alfombra roja y dejar en bandeja el terreno para que vengan otra vez los ronroneros a hacer de las suyas... Por eso dicen siempre: "Cosecharás tu siembra".
Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo. Son mis lindos gatitos y en ellos no escatimo esfuerzo... aunque estimo que son precisamente ellos -¡oh paradoja!- quienes me tienen a mí de mascota.
Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo. Son mis lindos gatitos y en ellos no escatimo esfuerzo... aunque estimo que son precisamente ellos -¡oh paradoja!- quienes me tienen a mí de mascota.
Labels: Miss otras yo
3 Comments:
Los placeres de la vida cotidiana!!!En mi caso, al cuidar un gran perro (que no es mi mascota) ruego que su excremento sea muy seco y compacto!!! Ay de mí si no es asì, además está el aroma...Mi gata se encarga de depositarlo fuera!!! Adoro su independencia y la mìa...
Yo me hago el gil y veo si otro lo junto, actitud poco noble, pero pagadora.
Yo suelo adoptar la misma actitud que Martim. Además, en el campo no es necesario tanto trámite y los gatitos parecen tener ese conocimiento, digo, el del espacio inmenso para hacer lo suyo....
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